lunes, 10 de noviembre de 2008

poémas en la víspera 02

Escribo para vomitar este coagulo de sangre atorado en la garganta,
vomitar estos sentimientos perversos que se acumulan en mí estomago,
diariamente, cada hora, cada minuto,
escondidos en el vientre, atrás de los riñones, como una herida oxidada.

Después de estertores, llantos, golpes y sonidos guturales puedo escupir algunas palabras con demonios prisioneros, palabras redondas; perlas, burbujas, guijarros, monedas, anillos, gotas.
Vomito con dolor palabras irregulares; vidrios, lijas, ceniceros, focos, hojas, panes.

No hay nada que hacer, el día menos pensado aparecen juntos,
formados en una línea recta de sentimientos perversos
sonriendo, sin rostro, sin cuerpo, con patas de ave, con ojos reptiles,
con pequeñas plumas, minúsculas plumas pegadas a los huesos,
con rostros conocidos, avejentados, o infantiles.

Trato de bajarme de la cama por el otro lado, por el lado izquierdo,
los rodeo, los insulto, los empujo para pasar corriendo al baño,
Dejo la ventana abierta esperando que un cuervo entre y los confunda con ramas,
pero todos los cuervos se han ido.

Cuando regreso del baño siguen ahí... jugando cartas,
acomodando sus huesos en el armario, dejando sus plumas en la ventana,
comiendo basura los más rastreros, colgados de las lámparas los más soberbios,
de los calendarios los más tercos, de los espejos los más mentirosos.

Entonces me dejo caer, vencida, en la cama,
dejo que suban a la almohada lentamente como gatos,
dejo que me vistan, que me cepillen, que me pongan una sonrisa, una mueca, una lágrima,
una canasta llena de sarcasmos bajo el brazo antes de salir de nuevo a la ciudad.

Me besan en la esquina unos, otros vienen conmigo y me torturan con sonidos atorrantes,
con historias aburridas, provocan accidentes en la calle, se burlan de la pobre muerte, mi amiga, a quién siempre llevo de la mano por que es muy pequeña y a veces se asusta con tanta gente.

Los vuelvo a beber, sin darme cuenta, de toda superficie insalubre
en el agua de las fuentes, en los besos de hombres despreciables y de hombres hermosos,
del sudor, de los ojos de lo niños, del agua miel de voces que hablan lentamente,
los bebo hasta de los tenedores.

Es una enfermedad desahuciada esta de vomitar y beberse la vida todo el día.
Nina Cohen.

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